22/3/11

War Photographer


Recuerdo cuando hace un par de años fui a escuchar a Pep Bonet en la UNIA. Yo admiraba y admiro sus fotografías, me gusta lo que hace y cómo lo hace… Es más, cuando sueño en qué tipo de fotografía me gustaría hacer es esa… Una fotografía social, de denuncia, para remover las conciencias que yacen adormecidas entre tanta supuesta modernidad, lo cool y lo fashion… Siento que el mundo de los humanos del mal llamado primer mundo, gira y gira a una velocidad incontrolada. Se han perdido las referencias, se ha perdido la escala de valores de forma que las personas tienen valor por lo que poseen y no por lo que son.

En este mal llamado primer mundo nos hemos perdido, nos han mareado y nos hemos dejado fascinar por la fachada de un supuesto mundo maravilloso que no alberga más que el vacío y la nada, una casita de chocolate llena de pesadillas, una burbuja que no ha hecho más que potenciar las diferencias entre las personas que habitamos el planeta, el de todos.
Han creado un primer mundo que nosotros, con la ingenuidad de un niño y con la malacia de las personas sin corazón, hemos acogido con ilusión y lo hemos llamado progreso. Un progreso del continente frente al contenido, un progreso que nos ha arrebatado nuestra condición más humana. Sin darnos cuenta nos hemos convertido, en este primer mundo, en personas grises, en autómatas, en esclavos de una maquinaria que nos dice que somos libres pero no para de dictarnos lo qué ha de gustarnos, qué hemos de pensar, sentir y desear. A veces siento que este maldito primer mundo es como un campo de concentración, en el que sólo somos números y sólo servimos mientras somos productivos para ellos. Una vez nuestras fuerzas nos abandonan, ya sean las físicas o las mentales, nos tachan de la lista y nos asesinan sin piedad… Nos abandonan a las fauces de la fiera para que con sus peores armas nos vayan arrancando la piel y el alma a tiras. El hambre, las guerras, las violaciones, la desolación, el abandono, el olvido, la opresión…

James Nachtwey se rebela ante esto, sacrifica su vida por sus ideales. Es Don Quijote, un soñador que lucha con imágenes, que cree en la conciencia humana, que mantiene su fe en las personas y entrega su vida a ello.
Me resulta esperanzador saber que hay personas que confían, que creen, que luchan activamente por la justicia y el género humano.
Es un camicace de la justicia, un hombre que lleva sus ideales al máximo extremo. Admiro y envidio a la gente que es capaz de hacer lo que dice, de vivir como piensa, de luchar, de olvidarse de sí mismo para darle voz a aquellos que no la tienen.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras… yo estoy de acuerdo con ello. Y ojalá esa imagen pueda cambiar este mundo de locos … Ojalá, Inshalá…

Creo que James Nachtwey es una persona con conciencia, con sensibilidad, con respeto. Me emociona escuchar el respeto con el que se acerca a la gente, con el corazón abierto y la mirada limpia. A veces he presenciado, en mi corta experiencia, como el ansia por buscar la foto traspasa los límites de lo aceptable, del respeto por el espacio y los sentimientos de los demás. Me estremece saber que hay fotógraf@s que, en lo más profundo de su alma, se alegran del sufrimiento, la muerte, el dolor pues eso les posibilitará una muy buena instantánea. ¿y sabes qué? Creo ciegamente que es todo lo contrario… la cámara es una extensión de ti mism@, de tu mirada, de tu forma de percibir la realidad, de tu sensibilidad y tu alma… El respeto, el mirar con el corazón y la mirada limpia, se transmite, en tu forma de andar, en tu respiración en tu cadencia… y eso hace ser bien recibid@, y eso hace que la fotografía cuente…

Me pregunto cómo serán sus noches, sus sueños, el ruído de su silencio… ¿sonríe James Nachtwey? Cuando pienso en ello tomo conciencia de mis limitaciones, de mis miedos… Viajar me resulta una necesidad vital, conocer la vida, los deseos, las alegrías y también las penas de personas que viven a miles de kilómetros de mi es mi droga… Pero no soy lo suficientemente valiente para ir a una zona de conflicto y vivir aquello que ni puedo imaginarme.

Siento admiración por la fortaleza de este fotógrafo, y me pregunto cómo con todas las cosas que ha vivido, puede seguir confiando en la especie humana… Un mago ingenuo con esperanzas que intenta dar voz a los que no la tienen…